Los rituales del nacimiento
Cuando nacen, los seres humanos se parecen poco al bonito bebé en el que se convertirán al cabo de tres meses. Desde siempre y en todas partes, los inicios de la vida han venido acompañados de tradiciones y de rituales que han marcado la entrada en la comunidad humana.
¿Cómo son los bebés cuando nacen?
Cuando un bebé llega al mundo, está rojo, recubierto de líquido y de una capa grasa blanquecina (el vérnix caseosa). Sus extremidades son delgadas y se parece más a una ranita con cabeza de persona mayor que al precioso bebé en el que se convertirá en poco tiempo. Nosotras lo vemos en este estado muy poco tiempo porque en seguida se lo lleva el personal del hospital, que nos lo devolverá limpio, con su pijamita y su lindo gorrito.
Es algo universal el no conservar al bebé en el estado y aspecto en el que nace. En Filipinas, las mujeres bisayan untan a los recién nacidos con aceite de coco y luego les espolvorean talco por encima; los tewa de Nuevo México los bañan y luego les espolvorean harina de maíz; los caraja (Brasil) los pintan con un tinte rojo; los yiwi del norte de Australia los untan con carbón de leña; los hotentotes (África Austral) los frotan con una boñiga fresca de vaca y posteriormente con zumo de higos, y luego los untan con grasa de cordero y les espolvorean talco por encima. Todos estos cuidados y gestos protectores están encaminados a transformar el cuerpo del bebé. Como la mayoría de sociedades considera que los bebés son seres inacabados y especialmente maleables, se intenta, de alguna forma, perfeccionar la humanidad del recién nacido.
¿Un nacimiento en dos tiempos?
La entrada de un niño en una sociedad suele tener lugar con posterioridad a su fecha de nacimiento.
Hoy en día, a esta personita, ciertamente inacabada, que es nuestro hijo le damos un nombre en seguida, le admiramos, le fotografiamos, etc. Los regalos por el nacimiento se llevan directamente a la clínica.
Antiguamente, la celebración tenía lugar el día del bautismo, hecho que marcaba la verdadera entrada del niño en la comunidad. Se evitaba pronunciar su nombre antes de ese día, de la misma forma que, tradicionalmente, en el judaísmo el niño recibe su nombre en el momento de la circuncisión, al octavo día. En la cultura islámica, el bautismo conmemora con alegría la llegada del bebé cuando éste cumple siete días de vida.
Los rituales de nacimiento pueden tener lugar inmediatamente o a las pocas semanas o meses. En México, los indios mixtecos cuentan que cuando el niño nace, en primer lugar son los pájaros y las hormigas quienes lo festejan durante una semana. Los humanos tienen que esperar un tiempo para anunciar públicamente el nacimiento por precaución, debido a los peligros que amenazan la frágil existencia del bebé. En Bolivia, el niño hace su entrada oficial en el mundo al cabo de unos meses, con una fiesta que reúne a toda la familia. Hasta esa fecha, se le recluye en el interior con su madre, se le mantiene enfajado y sin poder bañarse. Cuando llega el momento, recibe el bautismo y se le inscribe en el registro civil. Esa fiesta es la ceremonia del primer corte de cabello, en la que cada invitado le corta al bebé un mechón de cabello, que está atado con cintas de colores, y, a cambio, le da una cantidad de dinero. Tanto aquí como en el Islam, es la comunidad la que redime la existencia del niño. A partir de ese momento, el bebé y su madre pueden salir de casa y empezar a vivir con normalidad.
Las mamás y los bebés vienen al mundo de forma progresiva.
Hoy en día, los médicos especializados en neonatalidad y maternología hablan del nacimiento psíquico del bebé, posterior a su nacimiento físico, y que tiene lugar gracias a su relación con la madre. Los bebés a quienes se les priva de relaciones afectivas en las primeras etapas de su existencia presentan problema psíquicos y fisiológicos importantes: no se desarrollan y no acaban de llegar al mundo porque éste no les ha acogido.
En el contexto moderno, que no está marcado por una sociedad que adopta etapas simbólicas, cada mamá debe inventar su propio ritmo y aclimatarse a su bebé.
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