¿Cómo ocuparte bien de tus gemelos?
Tener dos hijos de una vez es algo formidable. ¡Pero también representa el doble de trabajo! Además, me vienen a la cabeza un montón de preguntas: ¿los querré a los dos por igual? ¿se parecerán, serán inseparables?
La llegada de un bebé debe prepararse. ¡Y aún más cuando se trata de dos! Cuidar de ellos te va a ocupar mucho tiempo, así que más vale no dejar nada a la improvisación. Por suerte, hay muchas formas de simplificarte la vida.
Trucos para sobrevivir al día a día con dos bebés
La palabra clave: organización Si les das el pecho, no olvides apuntar la hora de las tomas de cada bebé en una libreta. Este diario también te servirá para anotar las horas de sueño, la de los cambios de pañales, etc. ¡En cierto modo, será como tu segundo cerebro! Existen dos métodos para darles el pecho: poner a los 2 bebés al mismo tiempo (al principio necesitarás algo de ayuda) o intentar alternar las tomas: que Daniel sea el primero en empezar por la mañana, pero que Elena sea la primera por la tarde. ¡Intenta ser ecuánime!
Para simplificar (un poco) la tarea, invierte en algunos accesorios que te resultarán muy prácticos: una secadora, una pequeña bañera, un cambiador… En algunos casos, los tendrás que comprar por duplicado, como la hamaquita o la silla de comida, o en versión dúo como el coche. Hay muchas tiendas que aplican descuentos especiales para gemelos, ¡infórmate!
No dudes en pedir ayuda: asistencia materna, niñeras, mujer de la limpieza etc. ¡No olvides que también puedes recurrir a los abuelos! Y para las compras, ¡viva Internet y la entrega a domicilio!
También puede ser útil intercambiar opiniones con otros padres de gemelos. ¡Ustedes no son los únicos padres en semejante situación! Hoy en día, los embarazos gemelares son más frecuentes que antes: representan el 1,9 % de los embarazos. ¿Por qué? Cada vez se recurre más a la inseminación artificial y se retrasa la edad de la maternidad… Seguro que tienes a padres de gemelos en tu entorno. También puedes dirigirte a asociaciones especializadas
Entre ellos, una relación incomparable
Tanto si son gemelos (univitelinos) como mellizos (bivitelinos), siempre tendrán un vinculo que no se puede comparar al que existe entre hermanos y hermanas "convencionales". En tu vientre, estaban constantemente en contacto, por lo que resulta lógico que sigan estando cerca el uno del otro después del nacimiento. Ya tienen una historia en común…
Los dos bebés pasarán juntos por las mismas etapas de desarrollo. ¡Habrá un fuerte mimetismo! Si uno utiliza un juguete, el otro querrá el mismo. Estarán juntos en su día a día, algo que necesitan y que les tranquiliza. Por consiguiente, procura no separarlos demasiado.
Sin embargo, su relación no siempre es perfecta. A medida que van creciendo, uno de los dos puede tomar cierto ascendiente sobre el otro. Procura evitar que se cree una relación de ese tipo e intenta abrirlos hacia el exterior e individualizarlos lo antes posible.
¡No son uno, son dos!
Los gemelos tienen cada uno su propia personalidad. Por lo tanto, es primordial que los padres no los consideren como un dúo, sino como dos hijos distintos. Todo empieza con la elección de los nombres: es mejor evitar los nombres con sonoridades muy parecidas. En el día a día, resístete a vestirlos igual o a mezclar las cosas y los juguetes de uno y de otro.
Cuando crezcan, es muy importante que los padres pasen tiempo por separado con cada uno de ellos. Cada mellizo o gemelo debe tener su espacio personal, sus propios recuerdos… Debe sentir que es único. Esta individualización es primordial en la construcción de la identidad de cada niño, y también para que se abra a los demás.
Sonia, mamá de Marta y Alejandro
“Cuando nacieron nuestros gemelos, pedí a nuestros amigos que no nos hicieran regalos "materiales". En lugar de eso, les propuse que vinieran por turnos para echarnos una mano con los bebés durante un día. Ellos estaban muy contentos... ¡y nosotros más relajados!”
Juan, papá de Samuel y Adrián
“¿Adrián, Samuel, mmm... Adrián? ¡Qué lío! Reconozco que al principio solía confundirlos, lo que hacía mucha gracia a mi mujer... Para facilitar las cosas, les pusimos un brazalete a cada uno. Hoy en día me pregunto cómo podía confundirlos. Se parecen, claro que sí, pero tampoco hasta ese punto...”
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