¿Tu bebé es intolerante a la lactosa? Aprende a prevenir la diarrea.
La diarrea es una de las enfermedades más comunes durante los primeros años de vida y mal controlada puede tener un impacto negativo sobre la salud del bebé.
Se ha visto que la mayor cantidad de casos de diarrea ocurren generalmente entre los 6 y 11 meses de vida, una etapa crucial en la que la inadecuada absorción de los nutrientes puede repercutir rápidamente sobre el peso del bebé y las capacidades de crecimiento y desarrollo adecuados.
Además, la diarrea constante puede generar problemas en la piel del bebé ya que las heces van a estar en contacto con ésta más tiempo, esto a pesar de que se trate de cambiar al bebé con mucha frecuencia.
Las causas de las diarreas pueden ser muy variadas, queremos referirnos a las relacionadas al consumo de la leche, en estos casos, bajo la guía de un profesional médico, la diarrea y las demás condiciones, pueden ser fácilmente revertidas tan sólo sustituyendo la leche por algún sustito alimenticio que no contenga el componente que esté generando reacción en el bebé.
Es importante saber que cuando un bebé no tolera bien la leche, no es siempre por la misma causa, en algunos casos podrá presentarse alergia, la cual es generalmente una reacción del cuerpo hacia la proteína de la leche, en otros casos se presenta una incapacidad para digerir el carbohidrato clave de la leche, la lactosa, condición que se conoce como intolerancia a la lactosa.
Un bebé o en general una persona intolerante a la lactosa puede presentar además de diarrea, gases, heces de mal olor, inflamación del abdomen, dolor, cólicos, náuseas y otras complicaciones.
Siempre es indispensable consultar al médico, en esta etapa de crecimiento tan acelerado no se puede perder tiempo, más aún durante los primero 6 meses de vida cuando la leche materna es la única fuente de nutrientes que el bebé recibe.
Hay que tomar acciones prontas para poder brindarle los nutrientes necesarios para que pueda seguir creciendo, y no hay que desesperarse.
En muchos casos tanto la intolerancia a la lactosa como la alergia a la proteína de la leche pueden ir evolucionando satisfactoriamente conforme pasan los meses o primeros años de vida y en estos casos se puede valorar la reincorporación de la leche materna, pero este es un criterio que debe dejarse al médico del bebé de manera que en ningún momento se atente contra la salud ni se corra el riesgo de estar limitando la capacidad de aprovechamiento de nutrientes.
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